martes, 8 de marzo de 2016

Introducción

La giardiasis, causada por la bacteria Giardia Lamblia (Giardia intestinalis, Giardia duodenalis) es una parasitosis del intestino delgado proximal, cosmopolita, que puede manifestarse como un síndrome diarreico agudo, crónico o intermitente. También existe el estado de portador asintomático.
Se estima que alrededor de 200 millones personas presentan la enfermedad en Asia, África, Latinoamérica, con 500,000 casos nuevos/año observándose un mayor grado de riesgo en la población pediátrica. Las más altas prevalencias se presentan en regiones tropicales y subtropicales, en las zonas rurales de países en desarrollo.
Desde 1960 la giardiasis se ha asociado a brotes epidémicos importantes en países altamente industrializados, por ingesta de agua contaminada y en guarderías. Actualmente, se reporta un aumento en el número de casos.
Afecta a diversos mamíferos, anfibios, reptiles y aves. Los animales domésticos y el ganado representan reservorios potenciales importantes de Giardia (se ha hecho mención de brotes zoonóticos aislados).
Se ha demostrado la contaminación de fuentes de agua, ya sea redes de agua potable, de superficie o recreativas con microorganismos, entre ellos ooquistes de Cryptosporidium y quistes de Giardia, lo cual significa un importante mecanismo de transmisión para humanos y animales.
Cabe resaltar que en México, la prevalencia (7.4 - 68.5%) e incidencia más altas se encuentran entre lactantes, preescolares y escolares por lo que hay que tener más cuidado en la higiene de ellos, lavarle las manos seguido, cuidar que no tomen agua sucia, lavarles las frutas y procurar que no se metan cualquier objeto a la boca que pueda estar sucio y/o infectado. Protegiendo a los pequeños es una manera de protegernos a nosotros mismos ya que ellos al jugar en la calle corren riesgo de contagiarse de esta u otra enfermedad.
En este trabajo de investigación vamos a exponer todo lo relacionado a esta enfermedad, sus antecedentes históricos, las especies del protozoo que la ocasiona, la morfología, el ciclo biológico, sus síntomas, las pruebas de detección, y su tratamiento.
Esperamos ser lo de más claros y responder cualquier duda que surja respecto al tema, y les ayudemos a detectar o a prevenir esta enfermedad, así como cualquier otra.

Desarrollo

Antecedentes Históricos
Es posible afirmar que la historia de la protozoología nació a mediados del siglo XVII, cuando Anthon Van Leeuwenhoeck de Delphis; comerciante holandés de telas y tallador aficionado de lentes observó por primera vez a través de los rudimentarios microscopios fabricados por él mismo, un organismo que por su descripción, muy probablemente correspondía a Giardia lamblia. Este “animalículo”, como él lo denominó, lo encontró al examinar sus propias evacuaciones diarreicas. El descubrimiento del protozoo fue descrito en una de sus comunicaciones a la Royal Society of London, el 4 de noviembre de 1681.
En el año de 1859 el profesor Vilem Dusan Fedorovic Lambl realiza la primera descripción loable del parásito y le denominó Cercomonas intestinalis, describiendolo en dibujos magistrales que no dejan lugar a duda de que se trataba de Giardia lamblia. Posteriormente, en 1881, lo denominó Lamblia intestinalis.
Kunstler, en 1882, encontró estructuras móviles en las heces de anfibios a las que denominó Giardia. Blanchard, en 1888, llamó a estos organismos Lamblia intestinalis y Stiles, en 1902, Lamblia duodenalis.
En 1912, Rodenwalt realizó las descripciones, (probablemente las más detalladas
que existen del parásito) basadas en observaciones de heces humanas.
Morfología
Especies:
G. duodenalis - principalmente en mamíferos: El humano, otros primates, perros, gatos y un gran número de mamíferos silvestres;
G. agilis - en anfibios;
G. ardeae y G. psittaci - en aves;
G. microti y G. muris - en roedores.
Giardia es un protozoo no invasivo, microaerofílico. Reside y se multiplica por división binaria en la superficie de las primeras porciones del intestino delgado, a un pH ligeramente alcalino que favorece su desarrollo. Cabe mencionar que existe evidencia genética y epidemiológica sobre su capacidad de recombinación sexual. Presenta dos formas: trofozoito y quiste.
Los trofozoítos, formas vegetativas, miden 10 - 12 µm de longitud, son piriformes, con superficie dorsal convexa y ventral cóncava. Sus movimientos en espiral dan la impresión de "una hoja de árbol que cae". Las estructuras internas que pueden apreciarse son: dos núcleos con endosoma, cuerpos medianos en número variable, disco adhesivo, ventral, con estructura cóncava, rígida, en espiral, de ~9 µm de diámetro, compuesto por microtúbulos y proteínas asociadas ubicado en la mitad anterior ventral, con capacidad contráctil, y un paquete de axonemas con cuerpos basales en posición anterior con respecto a los núcleos, del cual derivan 4 pares de flagelos con el típico arreglo de microtúbulos 9+2. Carecen de mitocondrias y peroxisomas, y presentan mitosomas minúsculos <2 µm y nucleolo. El retículo endoplásmico rugoso y Golgi son aparentes durante la secreción de componentes requerida para el enquistamiento.
Los quistes, formas de resistencia, infectantes, ovales, miden entre 11-14 µm de longitud y contienen 4 núcleos y estructuras residuales de la forma vegetativa (axonemas, restos de disco adhesivo y cuerpos medianos). La resistente pared quística está formada por una capa filamentosa externa y una capa membranosa interna. Su grosor es de 0.3 - 05 µm. El principal carbohidrato del componente glicoprotéico externo es N-acetilgalactosamina (GalNAc).
Son eliminados con las heces fecales y transmitidos a otro hospedero, directamente, o a través de vehículos como agua y alimentos. Se estima que 10 - 100 quistes son suficientes como dosis infectiva. Después de la ingestión, la exposición al ácido gástrico induce la activación del quiste en reposo. En respuesta al pH alcalino, las proteasas del intestino y señalizaciones propias del parásito, emerge una célula que se divide 2 veces sin replicación del DNA, produciendo eventualmente cuatro trofozoitos.
Los trofozoitos también son eliminados en heces fecales pero no sobreviven en el medio ambiente.
Patología
Alteraciones en el borde "en cepillo" de las microvellosidades intestinales.
Atrofia o acortamiento de vellosidades.
Hiperplasia de las criptas.
Incremento en la permeabilidad celular.
Inflamación de la mucosa.
Sobrecrecimiento de poblaciones bacterianas.
El período de incubación es de 1 - 2 semanas. Un gran porcentaje de personas presenta infecciones asintomáticas, con malabsorción intestinal imperceptible. Estudios in vitro demuestran que existe daño celular, con improntas circulares en los sitios de adhesión del disco suctorio.
Entre las manifestaciones de la enfermedad aguda se encuentran: diarrea acuosa o pastosa, esteatorrea (evacuaciones grasosas, generalmente explosivas y fétidas), dolor epigástrico postprandial, anorexia, distensión abdominal, flatulencia y ocasionalmente, cefalea, febrícula, manifestaciones alérgicas (artralgias, mialgias, urticaria). La enfermedad aguda puede resolverse en unas semanas, aún sin tratamiento, pero un porcentaje importante de pacientes desarrolla una parasitosis crónica, con diarrea recurrente, esteatorrea, evidencia bioquímica de malabsorción de grasas, lactosa y otros disacáridos, vitamina A y vitamina B12, disminución de peso y deficiencias en el crecimiento y desarrollo infantil.
También se ha asociado a Giardia y a otros protozoos con el síndrome de intestino irritable.
Diagnóstico
- Observación microscópica de trofozoítos (en materia fecal acuosa - mediante el examen directo en fresco, con solución salina y lugol) y quistes (en materia fecal sólida o semisólida - se utilizan exámenes coproparasitoscópicos de concentración por flotación), estudios de baja sensibilidad y alta especificidad. Si resultan negativos, se opta por ELISA para captura de coproantígenos.
- Técnicas basadas en la reacción en cadena de la polimerasa (PCR).
- Procedimientos seguros cuando son realizados por profesionales, y que constituyen un recurso más en el diagnóstico de giardiasis son la endoscopía con examen de contenido duodenal y biopsia intestinal.
Tratamiento
Metronidazol, albendazol, tinidazol, nitazoxanida, furazolidona, secnidazol.
Se están realizando estudios para dar apoyo científico al uso tradicional de plantas para el tratamiento de trastornos gastrointestinales infecciosos. Un trabajo reciente hace referencia a la actividad antigiardia de metabolitos y derivados semisintéticos de Heterotheca inuloides Cass (árnica).

Conclusión

En conclusión, la Giardia es la causa más común de parasitosis intestinal en México y es por esto que es importante reconocer factores que favorecen el riesgo de que la enfermedad se presente, los síntomas, el agente causal, el tratamiento, etc.
Es importante resaltar que la Giardia se presenta en dos formas: trofozoitos y quistes. Los quistes son la forma infectante del protozoo, es decir, son los causantes de la enfermedad y los que pueden vivir en el medio ambiente, si las condiciones son favorables, sin la necesidad de un huésped. Por eso la transformación de trofozoitos a quistes se debe dar en el portador de la enfermedad.
Si la enfermedad no se detecta a tiempo y no se aplica el tratamiento adecuado, puede causar graves daños al organismo del hospedero, por eso es importante atender y revisar a todas las personas, y en especial a los niños pequeños, que presenten un cuadro clínico similar o al de la enfermedad.
La infección ha sido encontrada con mayor frecuencia en instituciones dedicadas al cuidado de niños o psiquiátricas, en homosexuales que practican el anolinguo o felación, familias numerosas con malos hábitos higiénicos, así como en cualquier situación que de un modo directo o indirecto propicia la diseminación fecal. La enfermedad puede transmitirse mediante tres mecanismos: a través del agua, mediante alimentos y mediante transmisión fecal oral directa.
Las mejores medidas de prevención siempre estarán encaminadas a evitar la contaminación de agua y alimentos por excretas, es por eso que es importante lavar bien los alimentos y mantener el agua limpia, además de siempre lavarnos las manos para evitar que los protozoos, bacterias, etc. entren a nuestro organismo.
La detección de portadores asintomáticos y en especial de aquellos que tienen contacto con alimentos, es fundamental, ya que este grupo de personas que preparan alimentos y los venden en la vía pública, también son los que menos educación sanitaria tienen. Estos individuos deberán de ser tratados y educados para evitar que sigan transmitiendo las formas infectantes del parásito.
Es importante también para prevenir estas enfermedades y cualquier otra, desparasitar a la familia al menos dos veces al año.
Esperamos que esta información ayude a prevenir y evitar que se sigan transmitiendo estas enfermedades así como otras.